El foco al guionista: Mi tía Peque.
- Hugo Maturano

- 30 oct
- 4 Min. de lectura
Ya sea en la publicación de libros y la realización de documentales, la figura del guionista y su contribución en la historia del cine mexicano aún es escasa. Josefina Vicens escribió y adaptó más de 90 guiones cinematográficos, un trabajo en cine que abarcó las décadas de los cincuentas, sesenta y setentas.

En ese sentido, el documental Mi tía Peque (Dir. Claudia Loredo, 2025) se posiciona como un testimonio sobre la obra de la escritora Josefina Vicens, autora de las novelas El libro vacío (1958) y Los años falsos (1982) desde las diferentes facetas que desempeñó a lo largo de su vida, pero poniendo especial énfasis en su trabajo como guionista.

El documental, estructurado de manera tradicional, nos cuenta los orígenes familiares que se remontan a Palma de Mallorca, la conformación de la familia Vicens en Tabasco y su posterior traslado a la Ciudad de México en donde Josefina iniciaría su carrera como escritora, primero al estudiar secretariado, pasando por la licenciatura en letras de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM como oyente y sus inicios en el servicio público y sindical en el Departamento Agrario donde obtendría el apodo de “La Peque”, mismo que le acompañaría toda la vida y que da título a la cinta.
Es importante destacar que la realización del documental se debe a que su directora es sobrina nieta de la escritora, estableciendo al inicio las motivaciones “mi cercanía y enorme admiración por ella y mis recuerdos de niña, son los pilares de esta película” y el hilo conductor “esta es mi historia de su historia”.

Es por ello, que el documental adquiere la apariencia de un álbum de familia, presentado en una reunión familiar. Se cuentan con las imágenes de archivo que nos permiten a conocer a Josefina más allá de la imagen de una mujer mayor portando gafas oscuras y vistiendo traje sastre, sus declaraciones en programas de televisión, los videos que nos permiten conocer su voz y la postura que tenía sobre su trabajo (definiéndose a sí misma como luchadora social y escritora) y textos como el cuento Petrita y los poemas inéditos Versos de amor y humor de las hermanas Vicens y amigos que las conocen, y los testimonios de familiares, predominantemente femeninos, que charlan frente a la cámara, como quienes se reúnen a recordar a una tía que ya no está, pero que pervive en sus imágenes, objetos y recuerdos.
Un acierto del documental es centrarse en la faceta de Josefina como guionista, no solo desde una línea de investigación académica, o como un elemento adicional de archivo, más bien como imágenes que permiten reconstruir pasajes de su vida, como en el caso de Atrás de las nubes (Dir. Gilberto Gazcón, 1962) y Los novios de mis hijas (Dir. Alfredo B. Crevenna, 1964); de ilustrar como sus personajes femeninos buscan romper con los arquetipos del cine de la época en Las señoritas Vivanco (Dir. Mauricio de la Serna, 1959), además del reconocimiento de la industria cinematográfica a la que perteneció al obtener el Premio Ariel en la categoría de guion cinematográfico por Renuncia por motivos de salud (Dir. Rafael Baledón, 1975) y Los perros de Dios (Dir. Francisco del Villar, 1979).

En Mi tía Peque cuando se nos presentan fragmentos de las película escritas por Vicens, no se trata de una mera crestomatía, sino que vemos la escena dentro de televisiones de diferentes formatos y en distintos sitios del hogar: una sala, un cuarto, la cocina; espacios donde se desarrollan las labores domésticas, demostrando que la obra de Josefina no se reduce a una producción literaria accesible para un sector social específico, sino una obra que se vuelve popular a través de la televisión que retransmite las películas en donde intervino y es ahí donde el documental consigue demostrar la importancia del guionista (en este caso la guionista) en el cine mexicano, ya que su obra se refleja y permea dentro del público, usando su lenguaje y retratando sus costumbres.

Otra faceta que se explora dentro del documental es la disidencia a la que pertenecía Josefina, no solo como una mujer que se independizó a través del trabajo y de una apariencia que rompe con los esquemas de lo femenino, también como una mujer lesbiana, que si bien no se enuncia, gracias a los testimonios de algunos de sus sobrinos y sobre todo de la intervención de Aline Pettersson, amiga de la escritora, descubrimos que Josefina fue invitada por Nancy Cárdenas, escritora, directora e iniciadora del Movimiento LGBTIQ+ en México, a la primera marcha del orgullo lésbico gay, y la negativa de Josefina.
Si algo queda claro en el documental es que Josefina estableció una separación de su vida personal y profesional, lo cual se deja ver en los testimonios de los familiares que mencionan, por ejemplo, a Anita Blanch, una de las actrices más significativas del cine y teatro mexicano y su cercanía con Josefina, pero sin entrar en detalles que permitan conocer más sobre su relación y las contribuciones (si es que se dieron) en el trabajo de ambas. En ese sentido, el documental, como todos los retratos de familia, presenta omisiones.

Mi tía Peque, es una oportunidad de acercarse a la figura de Josefina Vicens, poniendo énfasis en la importancia de los archivos familiares, las anécdotas y el impacto que establece un familiar en la vida de su círculo cercano, para la reconstrucción de su historia, además de dar foco a su trabajo como guionista y sus contribuciones a la cultura de México desde diferentes frentes.

Mi tía Peque formo parte de la Sección Oficial de la XXI Muestra Internacional de Mujeres en el Cine y la Televisión 2025 y actualmente forma parte de Extopia 2025, Foro Muestra de Cine LGBT+.



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