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El desasosiego kafkiano reina en escena

·       Juan Carlos Vives, escribe, dirige y actúa, Feliz cumpleaños Joseph K.

 

 

Alegría Martínez

 

El aniversario de vida número 30 y un pastel con velita, conforman el ancla de los deseos, un alto en la ruta de los días que enciende una luz de esperanza en el personaje de Feliz cumpleaños Joseph K, un empleado común, que agrega a cada aspiración una mayor -contemplados matrimonio, ascenso laboral y algún bono- hasta que toca a su puerta un enviado del gobierno. Instante en que se instala como ráfaga el desaliento en la existencia del señor K.


Foto: Alegría Martínez
Foto: Alegría Martínez

La dramaturgia de Juan Carlos Vives, inserta meticulosamente al personaje central de Feliz cumpleaños Joseph K, en una especie de espiral descendente, como si a cada paso recibiera todo el peso de los personajes masculinos creados por Franz Kafka, esencialmente el de El proceso, con vínculos que se extienden al agrimensor, señor K, de El castillo, incluidos reflejos de Gregorio Samsa, de La Metamorfosis.


Trasladados a la escena, Joseph K y los personajes que lo hunden en su búsqueda de respuestas y de una verdad inexistente, bajo la autoría de Vives, con su dirección y a través de su actuación,- al interpretar a los personajes con los que interactúa el personaje central, representado por Bernardo Kasis Galán- el montaje ubica al espectador, ante un auténtico desasosiego kafkiano, que también detona alguna risa explosiva.


Foto: Alegría Martínez
Foto: Alegría Martínez

Los diálogos escritos por Vives, progresan poderosamente en la creciente impotencia de Joseph K, en su incredulidad ante una acusación infundada, mientras la opacidad, el absurdo y la indiferencia se agigantan y reptan en la actitud de los distintos personajes con los que intenta comunicarse esta víctima de la despersonalización y el abuso, bajo el desprecio del empleado de poca monta, y el de mayor jerarquía, que tiene continuidad en la actitud del abogado sin escrúpulos, su empleada, el sacerdote y un personaje de doble personalidad dentro de uno solo, que contrastan y se contradicen, en un trágico y cómico vaivén, como siameses opuestos.


Una lámpara de interrogatorio al centro del escenario y dos bancos individuales de madera gris, bastan para que los únicos dos actores de esta puesta en escena, Vives y Kasis Galán, succionen la atención del público, que se adhiere desde el primer momento a Joseph K ante su pastel de cumpleaños, a su desasosiego en expansión, al asombro de sus ojos que detrás de las gafas sobrepasa  la parte superior del armazón, al peso que sostiene su encorvada espalda, mientras su andar se debilita, por más que por momentos encuentre la energía perdida en un súbito arranque, para sucumbir enseguida a la densidad de la burocracia, la cerrazón y la injusticia.


 Foto: Alegría Martínez
Foto: Alegría Martínez

Juan Carlos Vives, por su parte, se transforma en segundos en un personaje distinto, bajo un chaleco, un saco, una boina, una bata a cuadros, una estola sacerdotal; elementos sencillos a los que da vida mediante un distinto manejo de voz, de gesto, tempo, postura y movimiento corporal, pero esencialmente a través  de un mundo interior que proyecta características poderosamente distintas, con una facilidad aparente, como si cada una de esas prendas que modifican su exterior, tuviera efectos inmediatos en la faceta de actor multifacético del también  dramaturgo y director.


Feliz cumpleaños Joseph K, es una experiencia que enfrenta al espectador a esa angustia creciente del ser humano ante la deshumanización, la burocracia y la injusticia. A esa rabia adolorida que genera la incomprensión, la absoluta falta de escucha tras una barrera revestida de “autoridad” que encubre corrupción e incompetencia.


Foto: Alegría Martínez
Foto: Alegría Martínez

Y no obstante, por esa vía, a través de los múltiples personajes creados en escena por Vives, la risa del espectador se suelta como un látigo ante seres de ficción que emanados de la realidad parecen caricaturas con vida, seres que en su mezquindad se agigantan, semejantes a aquellos con los que convivimos a diario, y cuya gracia en escena, se vuelve un cortante filo que se inserta en la conciencia.


La distorsión de la realidad se abre paso a golpes de humillación y descrédito, instrumentos de una tiranía ciega, que engulle a una sociedad resumida en Jospeh K, que el día en que se permite contemplar la ruta de sus deseos, sucumbe a los tentáculos burocráticos, calumniado y detenido sin explicación alguna.   


La obra de Vives, compleja, profunda, crítica y reveladora, se transforma como un laberinto orgánico a la par de las situaciones, los personajes, los actores que se introducen a ese constructo social invisible, entre luz blanca que se torna azul o roja, y decanta esa violencia en cercanía y a distancia, entre percusiones y sonidos que alertan y abren espacio hasta ese lugar del desasosiego en el que la ficción reina.

 

Créditos:

Compañías Búho grande Teatro y la más alta producciones

Autor y director Juan Carlos Vives

 Elenco: Bernardo  Kasis Galán y Juan Carlos Vives

Diseño sonoro y traspunte: Delia Ventura; diseño de iluminación, Alex Rumart; producción ejecutiva y vestuario, Bernardo  Kasis Galán.

Aquí el dato: Feliz cumpleaños Joseph K se presenta los martes a las 20:00 horas, hasta el 4 de noviembre.

Teatro: La capilla, ubicado en Madrid # 13, Coyoacán. CDMX

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